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Diez razones para ser monaguillo o acolito en la iglesia católica hoy.

 ¿Te has preguntado alguna vez qué se siente al servir al altar en la misa? ¿Te gustaría formar parte de un grupo de jóvenes que comparten su fe y su amistad? ¿Quieres vivir una experiencia única y enriquecedora que te ayudará a crecer como persona y como cristiano? Si tu respuesta es sí, entonces te invitamos a ser monaguillo o acolito en la iglesia católica hoy. Aquí te damos diez razones para animarte a dar este paso:






1. Ser monaguillo o acolito es una forma de participar activamente en la liturgia, el culto público que la Iglesia ofrece a Dios. Al ayudar al sacerdote y al diácono en las distintas acciones y gestos que se realizan durante la misa, colaboras con el pueblo de Dios en su alabanza y acción de gracias.

2. Ser monaguillo o acolito es una forma de expresar tu amor a Jesucristo, presente en la Eucaristía. Al cuidar los objetos sagrados que se usan para el sacrificio eucarístico, como el cáliz, la patena o el copón, muestras tu reverencia y tu devoción al Señor que se entrega por nosotros bajo las especies del pan y del vino.

3. Ser monaguillo o acolito es una forma de aprender más sobre la fe católica. Al asistir regularmente a la misa y a los ensayos con el párroco o el responsable del grupo de monaguillos o acólitos, profundizas en el significado de los ritos, las oraciones y los símbolos que se emplean en la celebración litúrgica.

4. Ser monaguillo o acolito es una forma de conocer mejor a la Virgen María y a los santos. Al venerar sus imágenes e invocar sus nombres durante la misa, te acercas más a ellos como modelos e intercesores de nuestra vida cristiana.

5. Ser monaguillo o acolito es una forma de hacer amigos entre tus compañeros de servicio. Al compartir momentos de convivencia, formación y diversión con otros jóvenes que tienen tus mismas inquietudes e ilusiones, creas vínculos fraternos que te acompañarán toda la vida.

6. Ser monaguillo o acolito es una forma de desarrollar tus habilidades personales. Al asumir responsabilidades, seguir instrucciones, trabajar en equipo y comunicarte con respeto y cordialidad con los demás miembros de la comunidad parroquial, adquieres competencias que te serán útiles para tu futuro académico y profesional.

7. Ser monaguillo o acolito es una forma de contribuir al bien común. Al ofrecer tu tiempo y tu talento para el servicio litúrgico, colaboras con la misión evangelizadora de la Iglesia y das testimonio de tu compromiso cristiano ante el mundo.

8. Ser monaguillo o acolito es una forma de divertirte sanamente. Al participar en las actividades lúdicas y recreativas que se organizan para los monaguillos o acólitos, disfrutas de momentos alegres y gratificantes que te llenan de energía y optimismo.

9. Ser monaguillo o acolito es una forma de descubrir tu vocación. Al estar cerca del altar y del ministerio sacerdotal o diaconal, puedes sentir el llamado especial que Dios te hace para seguirlo más de cerca como consagrado o consagrada, como religioso o religiosa, como sacerdote o diácono permanente.

10. Ser monaguillo o acolito es una forma de responder al amor infinito que Dios te tiene. Al decirle sí al Señor con tu servicio generoso y fiel al altar, le demuestras tu gratitud por todo lo que ha hecho por ti y le ofreces lo mejor que tienes: tu vida.


Como ves, ser monaguillo o acolito tiene muchas ventajas y beneficios para ti y para los demás. No lo dudes más: ¡apúntate ya! Te esperamos

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