1. Ser monaguillo o acolito es una forma de participar activamente en la liturgia, el culto público que la Iglesia ofrece a Dios. Al ayudar al sacerdote y al diácono en las distintas acciones y gestos que se realizan durante la misa, colaboras con el pueblo de Dios en su alabanza y acción de gracias.
2. Ser monaguillo o acolito es una forma de expresar tu amor a Jesucristo, presente en la Eucaristía. Al cuidar los objetos sagrados que se usan para el sacrificio eucarístico, como el cáliz, la patena o el copón, muestras tu reverencia y tu devoción al Señor que se entrega por nosotros bajo las especies del pan y del vino.
3. Ser monaguillo o acolito es una forma de aprender más sobre la fe católica. Al asistir regularmente a la misa y a los ensayos con el párroco o el responsable del grupo de monaguillos o acólitos, profundizas en el significado de los ritos, las oraciones y los símbolos que se emplean en la celebración litúrgica.
4. Ser monaguillo o acolito es una forma de conocer mejor a la Virgen María y a los santos. Al venerar sus imágenes e invocar sus nombres durante la misa, te acercas más a ellos como modelos e intercesores de nuestra vida cristiana.
5. Ser monaguillo o acolito es una forma de hacer amigos entre tus compañeros de servicio. Al compartir momentos de convivencia, formación y diversión con otros jóvenes que tienen tus mismas inquietudes e ilusiones, creas vínculos fraternos que te acompañarán toda la vida.
6. Ser monaguillo o acolito es una forma de desarrollar tus habilidades personales. Al asumir responsabilidades, seguir instrucciones, trabajar en equipo y comunicarte con respeto y cordialidad con los demás miembros de la comunidad parroquial, adquieres competencias que te serán útiles para tu futuro académico y profesional.
7. Ser monaguillo o acolito es una forma de contribuir al bien común. Al ofrecer tu tiempo y tu talento para el servicio litúrgico, colaboras con la misión evangelizadora de la Iglesia y das testimonio de tu compromiso cristiano ante el mundo.
8. Ser monaguillo o acolito es una forma de divertirte sanamente. Al participar en las actividades lúdicas y recreativas que se organizan para los monaguillos o acólitos, disfrutas de momentos alegres y gratificantes que te llenan de energía y optimismo.
9. Ser monaguillo o acolito es una forma de descubrir tu vocación. Al estar cerca del altar y del ministerio sacerdotal o diaconal, puedes sentir el llamado especial que Dios te hace para seguirlo más de cerca como consagrado o consagrada, como religioso o religiosa, como sacerdote o diácono permanente.
10. Ser monaguillo o acolito es una forma de responder al amor infinito que Dios te tiene. Al decirle sí al Señor con tu servicio generoso y fiel al altar, le demuestras tu gratitud por todo lo que ha hecho por ti y le ofreces lo mejor que tienes: tu vida.
Como ves, ser monaguillo o acolito tiene muchas ventajas y beneficios para ti y para los demás. No lo dudes más: ¡apúntate ya! Te esperamos
Comentarios
Publicar un comentario