El Año litúrgico es el desarrollo de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo y las celebraciones de los santos que nos propone la Iglesia a lo largo del año. Es vivir y no sólo recordar la historia de la salvación. Esto se hace a través de fiestas y celebraciones. Se celebran y actualizan las etapas más importantes del plan de salvación. Es un camino de fe que nos adentra y nos invita a profundizar en el misterio de la salvación. Un camino de fe para recorrer y vivir el amor divino que nos lleva a la salvación.
Cada celebración litúrgica tiene un triple significado:
1. Recuerdo: Todo acontecimiento importante debe ser recordado. Por ejemplo, el aniversario del nacimiento de Cristo, su pasión y muerte, etc.
2. Presencia: Es Cristo quien se hace presente en las celebraciones litúrgicas concediendo gracias espirituales a todos aquellos que participan en ellas, de acuerdo a la finalidad última de la Iglesia que es salvar a todos los hombres de todos los tiempos.
3. Espera: Toda celebración litúrgica es un anuncio profético de la esperanza del establecimiento del Reino de Cristo en la tierra y de llegar un día a la patria celestial.
El año litúrgico está formado por seis estaciones o tiempos:
Adviento – las cuatro semanas de preparación al nacimiento de Jesús:
Navidad – recordar el nacimiento (la Natividad) de nuestro Señor Jesucristo y su manifestación a todos los pueblos de la tierra. Nos recuerda que Dios vino a este mundo para salvarnos.
El Primer tiempo ordinario es el que va de la fiesta de la Epifanía hasta inicio de Cuaresma. En el Primer y Segundo tiempo ordinario del Año litúrgico, no se celebra ningún aspecto concreto del misterio de Cristo. En ambos tiempos se profundizan los distintos momentos históricos de la vida de Cristo para adentrarnos en la historia de la Salvación.
Cuaresma – un período de seis semanas de penitencia antes de la Pascua. Comienza con el Miércoles de Ceniza y se prolonga durante los cuarenta días anteriores al Triduo Pascual. Es tiempo de preparación para la Pascua o Paso del Señor. Es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Es tiempo para la conversión del corazón.
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección. En el Triduo Pascual se recuerda y se vive junto con Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.
Tiempo Ordinario – dividido en dos secciones (una parte de 4 a 8 semanas después de la Navidad y otra que dura cerca de seis meses después del Tiempo Pascual), durante este tiempo los fieles consideran todas las enseñanzas y obras de Jesús con el pueblo. L
En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con casulla de diferentes colores:
Blanco significa alegría y pureza. Se utiliza en el tiempo de Navidad y de Pascua
Verde significa esperanza. Se utiliza en el tiempo ordinario
Morado significa luto y penitencia. Se usa en Adviento, Cuaresma y Semana Santa
Rojo significa el fuego del Espíritu Santo y el martirio. Se utiliza en las fiestas de los santos mártires y en Pentecostés.
El misterio de Cristo, desarrollado a través del ciclo anual, nos llama a vivir su misterio en nuestras propias vidas. Este llamado se ilustra mejor en las vidas de María y los Santos, celebrados por la Iglesia a través del año. No hay ningún conflicto entre el misterio de Cristo y la celebración de los santos, sino más bien contienen una maravillosa harmonía. La Santísima Virgen María está unida por un vínculo inseparable a la obra salvífica de su Hijo, y las fiestas de los Santos proclaman la maravillosa obra de Cristo en sus siervos y ofrecen a los fieles apropiados ejemplos a imitar. En estas fiestas de los Santos el Misterio Pascual de Jesucristo se proclama y se renueva.
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