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¿Porque celebramos el Nacimiento de Cristo?




Existen varias razones teológicas por las que los cristianos celebramos el nacimiento de Cristo. En primer lugar, el nacimiento de Jesús es un cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Muchos libros de la Biblia, como Isaías y Miqueas, hablan de un Mesías que vendría a salvar a su pueblo y establecer un reino eterno de paz y justicia. El nacimiento de Jesús se considera el cumplimiento de estas profecías y es una señal de que Dios está cumpliendo su promesa de enviar un Salvador al mundo.

En segundo lugar, el nacimiento de Jesús demuestra que Dios es un Dios de amor y misericordia. Al enviar a su Hijo al mundo en forma de bebé humano, Dios se humilla y se hace vulnerable, mostrando su amor y su deseo de estar cerca de nosotros. Además, al nacer como uno de nosotros, Jesús puede entender nuestras necesidades y sufrimientos y ofrecernos consuelo y esperanza en medio de nuestras pruebas.

En tercer lugar, el nacimiento de Jesús es una señal de que Dios está cumpliendo su plan de redención para el mundo. Desde el principio, Dios había prometido a Abraham que su descendencia sería bendita y bendeciría a todas las naciones de la tierra. El nacimiento de Jesús como el descendiente de Abraham es una señal de que Dios está cumpliendo su promesa de traer salvación al mundo.

En cuarto lugar, el nacimiento de Jesús es una oportunidad para recordar y celebrar la obra de salvación que él realizó en la cruz. Aunque el nacimiento de Jesús es un evento alegre y esperanzador, no se puede entender plenamente sin recordar su muerte y resurrección. Al celebrar el nacimiento de Jesús, recordamos también su sacrificio por nosotros y nuestra propia esperanza de vida eterna en él.

En resumen, celebramos el nacimiento de Cristo porque es un cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, una manifestación del amor y la misericordia de Dios, una señal de que Dios está cumpliendo su plan de redención y una oportunidad para recordar y celebrar la obra de salvación que Jesús realizó en la cruz. Estas razones teológicas nos llenan de alegría y nos dan motivos para adorar a Dios y darle gracias por su gran amor hacia nosotros. Además, al celebrar el nacimiento de Jesús, nos unimos a la alegría y la esperanza que experimentaron los primeros cristianos al recibir la noticia de que el Mesías había nacido en Belén. Esta alegría y esperanza son renovadas en nosotros cada vez que celebramos el nacimiento de Cristo y nos acercamos a él con corazones llenos de gratitud y adoración.

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